El estilo naif

¿Te atreves a recuperar
el niño que llevamos dentro?
 
En La Casa Chiquita nos gusta rodearnos de la ingenuidad y nostalgia vital que nos ofrecen las posibilidades del estilo naïf.

A finales del siglo XIX Henri Rousseau experimenta con contornos definidos con mucha precisión pero abandonando la perspectiva y el dibujo. La ingenuidad se materializa en espontaneidad, colores brillantes y contrastados. Guarda ciertas reminiscencias con el arte infantil pero carente de un aprendizaje formal. Lo importante era la idea personal del artista, sin copia, sin academicismos. Había que transmitir sensaciones a través del color. La Casa Chiquita apuesta por una reinterpretación del estilo naïf para todas las estancias del hogar.



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Paradojas de la vida

Inicialmente lo naïf o naif no era considerado un estilo. Todo lo contrario. Fue brutalmente criticado por los artistas y críticos del momento. Consideraban que la búsqueda de la ingenuidad como elemento de inspiración no era más que un subterfugio para esconder la falta de formación artística, estética y por supuesto, técnica.



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De ahí que gran parte de los artistas que se inscribían en la nueva corriente naif eran autodidactas. Sin embargo, la falta de definición, la carencia de perspectiva y la torpeza en el dibujo lleva a un lenguaje plástico del color que se materializa en un nuevo movimiento. Una casa naif posee una fuerte potencia expresiva.




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Ingenuidad y despreocupación

Un hogar naif presenta cierta ingenuidad y espontaneidad en el uso de objetos y colores. Normalmente tonos primarios, a veces brillantes, otros pasteles pero siempre contrastados. Las habitaciones se diseñan bajo la simplicidad y no desde un punto de vista peyorativo. Al contrario, el ambiente naif ofrece una visión del mundo sincera, carente de artificios y elementos sofisticados.




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La tendencia naif concibe los espacios bajo la tranquilidad y la despreocupación. La combinación de muebles y objetos decorativos crean un ambiente definitivamente sereno. No hay elementos dominantes ni una perspectiva clara en su diseño. Sin embargo, el extraordinario y minucioso colorido que caracterizan las casas naif consigue sensación de volumen y por tanto, que las habitaciones parezcan más grandes.




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En términos de decoración, lo naif en sus inicios se circunscribió a habitaciones o espacios infantiles pero que con el tiempo y sobre todo, en los últimos años, es una de las tendencias que generan más calidez y personalidad en el hogar. Por tanto, la esencia de lo naif consiste en crear cierto aire desenfadado, no rebuscado, donde el color es el protagonista absoluto y el que nos impulsa a descubrir nuevamente el mundo con otros ojos, ajenos a los prejuicios de la etapa adulta.



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¿Te atreves a soñar con nosotros tu hogar naif?  Acércate a La Casa Chiquita y te orientaremos sobre cómo recuperar el niño que todos llevamos dentro.

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