¿Es vintage? ¿Es retro? ¿O ni uno ni lo otro?

 
 
¿Vintage, retro, antiguo o simplemente viejo?
¿Cómo lo definirías?


En nuestras calles proliferan como setas (y no digamos en internet) muchas tiendas que se autodefinen vintage. La mayoría, en realidad, solo comercializan productos de segunda mano y, en el mejor de los casos, de hace veinte o treinta años. Como consumidora, debes saber que normalmente estás adquiriendo artículos retro pero pagando a precio vintage. Una frontera muy clara marca la diferencia entre ambos términos, aunque a menudo, se confunden. Las repercusiones para tu bolsillo son evidentes.


Dos enfoques separados por el tiempo

El estilo retro revive el pasado a través de objetos que imitan el diseño de determinado periodo pero fabricados en una época posterior. Se inspiran en estilos y diseños viejos, pero utilizando materiales nuevos. Por tanto, son objetos con aspecto antiguo, que parecen de otra época. Retro no es solo años 50-60. Puede ser cualquier objeto de cualquier época cuya estética recuerda el estilo empleado en otro momento de la historia. Lo retro nos retrotrae al pasado desde el presente. Normalmente los objetos retro son más numerosos porque al haberse fabricado recientemente, llegan a nuestros días en mayores y mejores condiciones.




A veces la frontera entre lo retro y lo viejo es difusa
 

Un objeto es vintage cuando efectivamente fue fabricado en la época a la que pertenece su estilo. Quizá lo vintage se define mejor por lo que no es más que por lo que es. No es segunda mano, aunque pueda tratarse de ropa usada; no supone algo antiguo, sino piezas que ya en su momento tuvieron valor.


Si un objeto que inicialmente es vintage se modifica sustancialmente
 pasa a convertirse en retro


Un objeto vintage tiene ante todo nostalgia por el pasado y carga a sus espaldas muchos años de vida sin tratarse de una antigüedad. La mayoría de los historiadores acuerdan trazar en los cien años la frontera para considerar que algo es antiguo. Sin embargo, hay objetos vintage que se mueven en una estrecha línea que los separa de la antigüedad como ocurre con piezas de principios del siglo XX.


¿Todo lo viejo es vintage?

 

Lo vintage requiere complementos especiales, únicos o por lo menos de tipo antiguo.
Bomboneras, cuadros imperio, frascos de perfume,
relojes, tazas y platos de porcelana son buenos ejemplos
 

Absolutamente no. Si tienes una nevera americana, de puerta abombada y fabricada efectivamente en los años 50-60 tienes una verdadera reliquita vintage. Si por el contrario compras en la actualidad una nevera de la marca Smeg imitando las originales de aquella época, tendrás una nevera de estilo retro, que copia la imagen de las originales pero que es moderna. Los artículos retro no introducen nada novedoso, tan solo imitan una estética ya diseñada anteriormente.




Reinterpretación moderna de un clásico




Los objetos vintage se caracterizan por haber aportado, en la época en la que fueron concebidos, innovaciones desde el punto de vista del diseño, de la técnica o de la funcionalidad. Por eso mismo, tienden a ser artículos codiciados por los coleccionistas. Suelen estar excepcionalmente bien fabricados, acabados y rematados, empleando los mejores materiales de los que se disponía en esa época.


En muchos mercadillos, simples artículos de souvenir
pero envueltos en aires románticos
 se venden como piezas vintage


El objeto vintage tiene un plus de valor frente a otro de similar edad y característica. Viene a ser la referencia de la época en términos de calidad y diseño y por consiguiente, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde su fabricación, puede integrarse fácilmente en la decoración actual de nuestra casa. Otros artículos fabricados en los mismos años pero carentes de esa concepción en términos de calidad son simplemente viejos y normalmente, desentonan en nuestra casa o en nuestro cuerpo, en el caso de la ropa, porque su diseño o acabado es inferior. Lo vintage tiene magnetismo propio, nos atrae irremediablemente y puede alcanzar la concepción de pieza de arte. Lo viejo alcanza como mucho la categoría de curiosidad y con frecuencia, causa indiferencia.



Años 60: muebles bajos y largos; colores estridentes


Los pequeños objetos decorativos como vajillas y mantelerías suelen incorporar un alto porcentaje de trabajo artesano (pintado a mano, tallado de cristal, costuras a mano para evitar encogimiento). El mobiliario emplea maderas finamente talladas con enorme atención al detalle. Todo ello hace que los objetos vintage de calidad sean artículos únicos, no estandarizados, muy alejados de las mercancías actuales fabricadas por miles de unidades.



Gramófonos y tocadiscos se han convertido en objetos de colección


La ropa vintage tiene unos niveles de acabado y rematado excepcionales que les permiten ser empleadas tras de décadas de uso (¿te imaginas una camisa de Zara después de 50 años? Antes de cuestionarnos esa pregunta vamos a ver cuántos lavados resiste sin resquebrajarse). La ropa vintage de calidad se asemeja a la alta costura, confeccionada a conciencia, con acabados a mano.


Madurez, excelencia y
atractivo perdurable


Hablamos de madurez porque algo vintage requiere no menos de cuarenta o cincuenta años. Objetos que han acumulado una vida y han pasado por varias generaciones, tienen historias que contar. Atesoran algo representativo y reconocible de la época en la que fue hecho.



Las cámaras de fotos de principios del XX se han convertido
en un icono en el mundo del coleccionismo

Tienen atractivo perdurable porque están investidos de una perturbadora seducción, inherente al objeto mismo y más allá del cometido para el que fue fabricado. Incluso, aunque su funcionalidad haya quedado obsoleta, tiene un encanto que nos seduce y su contemplación nos arrebata el alma. ¿Qué lleva a una persona a adquirir un coche de los años 30 que aunque funcione, sus prestaciones no cubren las necesidades actuales? ¿Qué hace que alguien prefiera tomar un trozo de tarta en un plato de maravillosa porcelana francesa de principios del XX y no en un aséptico plato blanco de Ikea? ¿Por qué hay quien imagina su cena preferida sobre un mantel bordado? Son innumerables los objetos que hechizan nuestra atención: máquinas de coser con rueda y pedal, relojes con sonería, sillones fabulosos, telas adorables. La lista es infinita como sentimientos hay en el mundo.



Muebles de madera, bajos, con patas finas y redondeadas
son características del mobiliario retro


La excelencia en el vintage va unida necesariamente a un trabajo excepcionalmente bien hecho, con una maravillosa atención al detalle. ¿Todavía hay quien piensa que la fabricación en masa y a bajo coste puede igualar el frenesí que sobre nuestros sentidos provoca un objeto hecho a conciencia?

Apoyándonos en estas definiciones te darás cuenta que no es fácil encontrar artículos vintage en cualquier tienda. Como consumidora debes prestar especial atención a lo que te ofrecen en mercadillos y establecimientos denominados vintage. La repercusión sobre tu bolsillo es evidente porque no es lo mismo tener una pieza original que una copia.


¿Qué es más bonito
un objeto vintage o uno retro?



La taza de té es símbolo de las casas con inspiración vintage


Te respondemos con otra pregunta ¿qué es más bonito, un ramo de flores naturales o uno de plástico? Hay quien valora por encima de todo el aroma de una flor recién cortada, su belleza serena y los cambios de color por los que atraviesa a medida que envejece. Es ese ciclo de vida lo que nos motiva y nos hace salir de la monotonía. Sin embargo, otras personas prefieren la comodidad de no tener que cambiar el agua, como mucho, quitarle el polvo de vez en cuando, la seguridad de que su flor preferida permanece inalterable y que a largo plazo, cuesta menos dinero.

Te ponemos otro ejemplo no tan poético. ¿Qué prefieres un bolso Hermès original o una falsificación de mercadillo?

Cada cosa tiene su lugar y su momento en el mundo, pero lo que está claro es que son dos concepciones diferentes.


¿Y los productos de segunda mano?


Los artículos de segunda mano no son necesariamente vintage ni retro. Lo usado tiene su posición por razones de conveniencia estética, presupuestaria o medioambiental, pero si no posee la calidad requerida en los términos anteriormente expresados no será ni vintage ni retro.



¿Sabrías diferenciar cúales es antigua, vintage, retro
o simplemente reciente con aspecto antigua?


Aprender a diferenciar


Diferenciar objetos vintage es un proceso que requiere formación y educación estética. Podríamos establecer una temporalización (no la tomes en sentido estricto) que nos ayude a distinguir entre segunda mano (usado y producido recientemente), retro (1960-1980), vintage (1950 hacia atrás) y antiguo (más de 100 años). No es baladí, hay objetos que pueden confundirnos.


 
Tapizados sobrios en los 50, dibujos grandes y alegres en los 60



Cuando un objeto carece de signos representativos de la época en la que fue concebido, cuando su belleza, funcionalidad o materiales empleados no aportan a la historia del diseño ningún elemento novedoso, seguramente estaremos delante de un objeto viejo, que aunque en buen estado de conservación, su mérito reside en tener años a sus espaldas pero carente de la grandiosidad propia del vintage.


¿Qué tiene tiene más valor
un objeto vintage o uno retro?

 
¡Cuidado con el aire envejecido!
 No es garantía vintage



Los objetos vintage, tal cual los hemos definido en este blog, tienen más valor comercial y están muy cotizados en el mercado. Básicamente porque son piezas originales que son testigos de una parte de la historia. Recogen las vicisitudes por las que atravesó su proceso de fabricación, la clase social a la que iba destinada y el sentir estético de la época.



Los objetos vintage y retro son siempre de segunda mano,
 pero un objeto de segunda mano no es necesariamente retro y ni mucho menos, vintage


Los objetos retro suelen encuadrarse dentro de alguna de las siguientes posibilidades: una buena o mala imitación de algo ya existente en el pasado; una actualización en el tiempo en forma de materiales, funcionalidad y/o estética; una reinterpretación de un diseño ya existente. También explican los matices de la historia en el que fueron fabricados pero no tienen el mérito de ser los primeros.


El mundo vegetal y animal ha estado presente en las corrientes románticas
que han inspirado a diseñadores de todas las épocas


¿Cómo diferenciar un producto
vintage de calidad?

Que un producto aparezca ante nuestros ojos con un aspecto envejecido no es indicativo de su grado vintage. Como hemos indicado, una pieza vintage es un icono imperecedero en el mundo del diseño, representa una solución técnica y funcional investida de un alto grado de belleza. Justamente por ese motivo, el interés por estos objetos no decae. Son atributos de calidad un cuidado diseño, el uso de materiales con buena resistencia al paso del tiempo y a un uso intensivo y sobre todo, la marca del fabricante.


 
La tendencia a fusionar y mezclar borra el punto
 en el cual comienza y termina cada estilo
 
Un producto similar de la misma época sin suficientes atributos de calidad podría considerarse vintage pero no tendría tanto valor. Puede ser bonito, pero nunca será increíblemente bonito.


Vingate chic

Tras esta primera aproximación sobre el mundo vintage, estarás de acuerdo con que vendedores y compradores confunden ambos términos. Desde finales del siglo XX, la palabra vintage comienza a ser un adjetivo que define no solo objetos sino también espacios: cafeterías, tiendas, habitaciones y casas adquieren un aire del pasado.



Plantas y flores naturales son indispensables en una casa vintage:
aportan frescor, color y romanticismo. Tres características propias de este estilo
 

Denominamos “inspiración vintage” o “vintage chic” cuando se diseña bajo un criterio pseudo-romántico con guiños a la época victoriana y a las décadas de los 20, 30, 50 y 60. Esta tendencia comparte características con los estilos shabby y country.

Como siempre recomendamos en La Casa Chiquita, lo más importante son los detalles y accesorios que dotan de personalidad nuestra casa. Abusar de la ambientación vintage genera tristeza y peor aun, podemos caer sin darnos cuenta en la trampa del estilo kitsch (aunque eso lo dejaremos para otro blog).


Parece que algunas pasiones
han pasado de moda


Quienes hacemos de la decoración parte de nuestra vida podemos llegar a pensar que algunas pasiones han pasado de moda. El entusiasmo por telas de calidad que permanecerán inalterables después de décadas de uso sobre nuestros sillones; el sonido envolvente que emerge del cristal soplado; el tacto, brillo y sonido de la porcelana decorada; jabones exquisitos cuya fragancia inunda nuestros armarios durante años; el canto del reloj de cucú que nos acompañará infatigable durante toda nuestra vida. Son pequeños placeres devorados por la producción en masa.




Foto: colección vintage de La Casa Chiquita
Diseños inspirados en la porcelana holandesa Delft y la pintura mexicana de Frida Kahlo

Todo objeto revestido de un áurea vintage, aun siendo fabricado en serie, era diseñado y construido para durar, se tomaba el tiempo necesario para que el ajuste fuera perfecto, desde la moda a la mecánica, desde la ebanistería a la confitería. Había consideración por elaborar productos refinados. Eran objetos hechos a conciencia, cuyo disfrute es una delicia para los sentidos.


Lo nuevo no es necesariamente
más deseable

Hay un número creciente de personas con una absoluta nostalgia por el pasado. Cuando uno mira hacia atrás en el último siglo de la música, cine, literatura, coches, ropa, da la impresión que los productos eran suficientemente buenos como para pasar la prueba del tiempo.



Plástico, vinilos, terciopelos, cuero, polipiel, alfombras con pelo, cristal
son texturas que nos acercan a la iconografía de los años 60 en adelante


Si echamos un vistazo a la genuina ropa vaquera de la América del siglo XIX vemos que tras 125 años están aún en perfectas condiciones de uso. Las técnicas de construcción y los tejidos empleados son simplemente mejores que sus contrapartidas modernas. Por tanto, ¿por qué no los hacemos mejor en la actualidad? La respuesta es una combinación de motivos económicos, demográficos y culturales de la sociedad actual.

A un nivel muy superficial, la obsesión por los artículos vintage (ropa, vajillas, juguetes, bisutería, cámaras de fotos, máquinas de coser, etc) parece desconcertante. En una época en la que lo nuevo parece sustancialmente mejor que lo viejo, muchas personas optan por usar artículos descaradamente anticuados. Es difícil no darse cuenta de que las tendencias pasadas han renacido nuevamente en los últimos años. La ola de furor por artículos de la primera mitad del siglo XX prueba que la moda no es como la tecnología. Lo nuevo no es necesariamente más deseable.



La ambientación vintage tiende a muebles de tipo provenzal, con formas curvas y onduladas
en madera oscura o blanco roto, decapada o con detalles en color dorado o bronce


El filósofo Francis Bacon decía: “La moda es el solo intento de convertir el arte en formas vivas y relaciones sociales”. Esta forma de arte tiene el poder de controlar la imagen de uno mismo. Las personas juegan un papel en su vida, encarnan una historia o representan una época en base a cómo se visten o con qué objetos se rodean en sus casas o en su vida cotidiana.


Los inicios

No todo el mundo aprecia la perspectiva vintage. Resultaría útil hacer un pequeño análisis que nos permita comprender algo más sobre qué inspira a tanta gente la vuelta al pasado.

Desde el punto de vista de la ropa, la moda vintage (no confundir con el grunge que usa suéteres de gran tamaño y camisas de franela y es propio de los años 90) nos retrotrae a prendas creadas o inspiradas en los años 20. En este movimiento hay algo de nostalgia: rodearse de objetos de otras épocas es una forma de escape del estrés contemporáneo.



La moda es el indicador más visible del pase de una época a otra


Las mujeres obtuvieron nuevos roles en la sociedad. El derecho al voto y el trabajo fuera del hogar en las nuevas ciudades industriales favorecían que la mujer tuviera otras aspiraciones más allá de su labor como ama de casa. Los años 20 se convierten en una década revolucionaria. Celebran su libertad con una nueva concepción de la moda. Una ropa rebelde que se materializa en pantalones, faldas más cortas, el punto para hacer chaquetas, los collares de perlas para momentos informales, el cabello recogido y no solo aceptablemente peinado, los cigarrillos en las manos como expresión de coquetería. Es el tiempo de una visionaria: Coco Chanel. Una mina de inspiración y estilo de vida. En palabras suyas “Quiero ser lo que está por llegar”. Esta mujer excepcional animó a otras a perseguir nuevas cuotas de libertad, desde elegir cómo querían vestirse hasta dónde trabajar. Se convirtió en vivo ejemplo del éxito a partir de la actitud y perseverancia en la vida. “El acto más valiente es todavía pensar por uno mismo”, decía.


 
La mujer es el eje central de la moda vintage


Bajo nuestra visión actual, este periodo es relevante y no debe ser olvidado. En muchos aspectos, es el comienzo de la sociedad contemporánea. Que el estilo vintage tome como referencia la moda de los años 20 no es coincidencia. Las sociedades europeas y americanas pasaron por un corto periodo de prosperidad. La Primera Guerra Mundial había finalizado. No fueron años perfectos, pero se disfrutó de una relativa paz entre dos tormentas. Fue una década de indulgencia, de rápido crecimiento económico y cambio social.


Tras la II Guerra Mundial se fabricaron relojes con sonería
que imitaban a los originales del XIX

El cine se convirtió en obsesión porque de repente las películas tenían sonido. Los coches eran el nuevo símbolo social y se hicieron más asequibles conectando personas a pesar de las distancias geográficas. Los entornos urbanos se revitalizaron a medida que el movimiento modernista tomaba forma. Artistas y músicos comenzaron a explorar nuevos caminos, rodeados de un renacimiento cultural.


Es mucho más


Foto: colección de La Casa Chiquita
Juguetes de hojalata para niños que son hoy piezas de colección para adultos


Retro es un recurso estético que mira al pasado en busca de inspiración. Vintage es la fuente de inspiración. Y es mucho más. Nos gusta pensar que vintage es algo más que llevar ropa de época y recrear nuestro pelo y maquillaje a imagen de las actrices del cine clásico. Mientras decidimos si alienarnos a la corriente vintage, nos gustaría dejar a un lado momentáneamente los aspectos más triviales para centrarnos en otras consideraciones.





Maletas: otro icono para los nostálgicos del pasado



Vintage: tan bello y tan amargo


Casi nadie añora la falta de libertades de otras épocas, los estereotipos y roles de género, las persecuciones ideológicas, la falta de alternativas de la moral de la época, la crueldad del hambre, el olor a muerte de las guerras, el fanatismo religioso. Muchos objetos, etiquetados hoy como vintage, fueron concebidos en momentos sombríos de la historia de la humanidad. Eso es así, y no hay que olvidarlo. El olvido es el camino más rápido para volver a repetir los errores del pasado.




Las máquinas de coser son uno de los grandes iconos del vintage



Pero por otra parte mucha gente considera que buena parte de la vida moderna es horrorosa: Video juegos violentos que escenifican la sociedad actual; falta de modales que impiden la convivencia, carencia de entusiasmo por los detalles bien hechos y ausencia absoluta de sentido estético. Se impone la ropa que pasa de moda en un instante y una vez nacida, muere sin terminar una estación; muebles baratos de forma rectilínea que necesitan media hora en montarse sin mínima consideración por los aspectos decorativos que lo diferenciarían de otros millones producidos exactamente igual. En una época en la que perseguimos y presumimos de individualidad ¿cómo es posible que vestimos según las modas que nos imponen, amueblamos nuestras casas en los mismos centros comerciales y hasta decoramos con las mismas colecciones? ¿Es el vintage una alternativa?

 

Foto: perfumadores de La Casa Chiquita
Vintage es algo más que moda: es el valor de los objetos del pasado


¿Nos convertirnos al vintage?

Parece claro que hay un creciente número de personas que se declaran fervientes seguidores de la moda, decoración y objetos vintage. Pero quisiéramos ir un paso más adelante y planteamos si existe un verdadero estilo de vida que ponga de relieve las directrices a seguir para ser vintage de convicción.




Foto: colección de latas, cojines y bolsos de La Casa Chiquita
Vintage es romanticismo y atención por detalles exquisitos


Concurren en nuestra ciudad numerosas subculturas que deambulan por parajes estéticos de los más antagónicos. Desde devotos de cámaras de fotos, apasionados por las latas de época, teteras románticas, objetos de papelería. Existe una línea muy difusa entre ser un vintage-victim o simplemente un coleccionista de objetos. Las razones de cada uno y los niveles de involucración son diferentes pero un aspecto común a todos ellos es cierta nostalgia por lo que hemos perdido en la sociedad actual en términos de estética, calidad y actitud ante el trabajo y la vida.




Apenas han pasado 40 años y ya son piezas de colección


Quien tenga curiosidad por el mundo vintage deberá necesariamente empaparse de la cultura de otras épocas asistiendo a ferias y mercados especializados, practicando todas las recomendaciones que hemos apuntado anteriormente para distinguir vintage de antiguo, retro, segunda mano o simplemente viejo. Es visita obligada acudir a alguna subasta de objetos, preferentemente en casonas históricas, lo que nos dará una visión general de los precios en los que se mueve el mercado. En internet encontrarás multitud de páginas sobre el tema que te pueden dar una visión de los accesorios más demandados. Pero sin lugar a dudas, los lugares de culto siguen siendo los mercados de Camden Town o Portobello en Londres y Les Puces en París.



Canastos de mimbre, sombrereras con motivos florales y
 baúles envejecidos son elementos de ambientación vintage

Un trámite imprescindible en este proceso de conversión requiere organizar meriendas alrededor del té, café o chocolate en las que saborear cupcakes y tartas de ensueño. Es en este punto donde debes sacar toda la artillería pesada y rescatar de la alacena todos esos preciosos platos, bandejas y manteles, heredados o no, que se aburren en las estanterías de tu casa.


Foto: colección de La Casa Chiquita
Cajas de estilo retro para tus regalos preferidos (aptos también para uso alimentario)


No hay mayor error que esperar a la Navidad o a algún solemne acontecimiento familiar para usar nuestra vajilla preferida. Las cosas están para usarlas y hay que hacer un esfuerzo por agradar a los invitados, presentando la mesa adecuadamente. Los pequeños detalles como las flores, unas servilletas bonitas, platitos especiales para los dulces, una pala fabulosa para la tarta o una tetera espectacular son, entre otros, accesorios que aportan una ambientación vintage. De otro modo, nuestra mesa no se diferenciaría mucho de la un restaurante y se trata justamente de crear un hogar especial. Y no te preocupes por las manchas. En La Casa Chiquita tenemos el delantal adecuado para cada temática.




Foto: colección de delantales de La Casa Chiquita
Estilo retro años 50-60
 


Y si el trasiego social lo requiere, no dudes en preparar una cena para tus amigos y deleitarlos con verdadera comida casera: Llegado este punto, tampoco hace falta que te conviertas en una vintage fundamentalista. La comida la puedes encargar, de hecho hay unos catering buenísimos y nadie va a notar la diferencia. Lo importante es no caer en la trampa de los envases de usar y tirar.




Son colores retro los fucsias y turquesas así como
 los rojos y negros combinados con blanco


En ciertos aspectos, el estilo vintage es tan verde como cualquier corriente ecológica actual. Nuestras fieles lectoras podrán estar experimentando en la actualidad diferentes grados de vida vintage, sin saberlo. Una actitud vintage comprometida no presenta alimento alguno que no sea en envases de cristal o porcelana. Son materiales limpios, puros y ecológicos.

Recuerda también que una verdadera militante vintage debe hacer mucha vida social alrededor del hogar. Cualquier excusa es buena para movilizar a tus íntimos y abandonarte a largas sesiones de sobremesa. La charla es el alimento del alma y el encuentro social es el corazón del vintage.

 

Foto: colección Sophie para la mesa de La Casa Chiquita
El encuentro social es parte fundamental del mundo vintage
 

 
Si te ha gustado este blog, te proponemos una pregunta cuya respuesta puedes publicarla en la sección de comentarios: ¿Qué objetos de hoy en día serán mañana piezas de colección vintage?

La respuesta seguramente será un indicativo del nivel creativo de la sociedad actual. Hasta pronto.

 




 




 


 

 

 

 

 

 

 

 


 

 



 
 
 

 





 

 



 

 

 

 

 

 



 

 

 



 





 

 

 






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te apetece comentar esta historia, eres bienvenida.