Relojes de cuco, cucú e higrómetros de Selva Negra en Tenerife.



Foto: colección de La Casa Chiquita
cucú de 7 días de cuerda, con carrillón,
Autómatas: pareja de baile, balancín y molino de agua


El origen de los relojes de cuco (también llamados de cucú) es tan confuso como apasionante. ¿Cuánto hay de leyenda, cuánto hay de verdad? El ser humano es proclive a adornar con un halo de misterio e incluso a revestir de divinidad todo aquello que su razón no es capaz de explicar. 

¿Realidad o leyenda?

Sobre sus inciertos orígenes hay dos fábulas muy bonitas que tratan de dar explicación. La primera nos viene de la mano del clérigo Franz Steyrer en su libro "Geschichte der Schwarzwälder Uhrmacherkunst" (Historia del arte relojero en la Selva Negra) de 1796. Cuenta que dos vendedores ambulantes de Furtwangen (un pueblecito de la Selva Negra) conocen casualmente a un comerciante de Bohemia que vendía relojes de cuco en madera. Quedaron tan maravillados con el ingenio mecánico que no dudaron en comprar uno. Al volver a casa se pusieron manos a la obra e intentaron hacer una réplica que mostraron a otros artesanos. La popularidad de este reloj creció en la zona y muchos relojeros comenzaron a producirlos.



talla siglo XIX


La segunda leyenda ha llegado a nuestros días a través de otro sacerdote, Markus Fidelis Jäck. En un pasaje de una de sus obras describe profusamente: “El reloj de cuco fue inventado en 1730 por el maestro Franz Anton Ketterer en Schönwald. Este artesano adornaba el reloj con un pájaro autómata que anunciaba la hora a través de su canto mediante fuelles similares a los de un órgano de iglesia”.




El cucú, el alma del reloj


A pesar del apoyo que representan estas fuentes populares para determinar los umbrales del cuco lo cierto es que este tipo de relojes fueron concebidos con anterioridad puesto que ya en 1650 los manuales y libros de referencia en relojería de la época describían pájaros autómatas con ese canto particular. Incluso esta idea tan original de instalar un pajarillo para anunciar el paso del tiempo no es originaria de la Selva Negra aunque sí pudo ocurrir que fuera en esa zona donde el cuco alcanzara su máxima expansión, coincidiendo esas fechas con las descritas en las fábulas, esto es, un siglo después a su invención.

 




El cucú nació como reloj de pared
 hasta alcanzar su imagen actual

 
Hay que tener en cuenta que las rutas comerciales entre la Selva Negra y las ciudades europeas más importantes de la época generaban un intercambio de conocimientos técnicos y de tendencias estéticas constante. En la expansión del cuco inciden dos aspectos: el trabajo de la madera cuyo oficio artesano gozaba de mucha tradición en la zona  y el oficio relojero, impulsado por la cercanía de otras ciudades productoras como las regiones francesas de Jura, los cantones suizos o el gran centro de influencia de la época: los Países Bajos. Pensemos en los largos y duros inviernos de hace 300 años. En pequeños pueblos de montaña aislados durante meses sus habitantes trabajan la madera como entretenimiento pero también como fuente de ingresos. Familias enteras contribuían a la fabricación del cuco de manera especializada. Unos se centraban en el tallado, otros en el pintado del pájaro (normalmente las mujeres), otros en el mecanismo relojero o en el ensamblado final.






Pájaro tallado y pintado a mano


Las piezas se venderían en los mercados llegada la primavera y los comerciantes ambulantes se encargarían de distribuirlos por pueblos y ciudades alejados de las zonas de producción. Era común en aquella época cargar los relojes a la espalda en grandes mochilas. La difusión de los cucos estaba servida. 





Comerciante de relojes del siglo XVIII


Si a ello unimos los avances científicos en el campo de la astronomía, las matemáticas y la física, el resultado son máquinas cada vez más precisas. Poco a poco, el reloj de cuco, también llamado de cucú, dejará de ser un instrumento horario para convertirse en piezas de mobiliario decorativas.

La funcionalidad de los relojes ha permanecido prácticamente inalterable a lo largo del tiempo. No así la apariencia. El diseño de las cajas y los mecanismos evolucionaron según las diferentes regiones productoras.




el alma y el corazón del cucú


A partir de 1860 y de acuerdo con los gustos decorativos que prevalecían en cada momento, los cucos fueron fabricados siguiendo la moda dominante y por tanto, pasaron de ser simples objetos horarios a obras de arte que formaban parte de los hogares de la incipiente burguesía. Hay que recordar que la nobleza y las clases más acaudaladas seguían teniendo preferencia por los grandes relojes de antesala.




Foto: colección de La Casa Chiquita
Detalle de las parejas que bailan
con el acompañamiento del carrillón

Modas que se convierten en estilos
 
Los cucos experimentaron con diversas temáticas al igual que hoy en día ocurre con las modas. Los modelos arquitectónicos que recordaban el estilo gótico o diseños conmemorativos de la apertura de Alemania al ferrocarril tuvieron mucha fama.





Cucú conmemorativo del ferrocarril

Así mismo la técnica evolucionó para ser aplicada a formatos de sobremesa. 
El tallado de la madera también progresó hacia formas tridimensionales, incluyendo elementos vegetales, pájaros, animales y escenas de caza. En modelos antiguos el pájaro no sólo era pintado a mano sino que incorporaba plumas y movía el pico y las alas. Eran y son verdaderos ingenios técnicos.


 
Relojes que alcanzan el título de arte


Un reloj de cuco original de la Selva Negra es el resultado de tallar y pintar a mano cada una de las piezas que configuran su decoración: el cuco, las hojas de hiedra, los pajarillos, animales o personas, todos son manualmente esculpidos. El mundo se encontraba inmerso en pleno desarrollo industrial que se movía, al igual que hoy, según la demanda de los consumidores.




Detalle del pájaro autómata
 

El estilo “Chalet”: la contribución suiza

El estilo chalet surgió a finales del siglo XIX en Suiza. Los cucos, que ya estaban muy consolidados en el mercado, incorporaron nuevos elementos autómatas: serradores de madera, molinos y ruedas de agua, animales en movimiento, personajes bebiendo cerveza, escenas de baile, etc. Además se expandió el uso de cajas de música para completar el sonido del cuco (“The happy Wanderer” y “Edelveiss” son las melodías tradicionales más frecuentes, incluso en la actualidad).



Foto: colección de La Casa Chiquita
Estilo "casa de campo"

Además cada región geográfica desarrolló peculiaridades locales según la tipología de casa que representan: Chalet Selva Negra, Chalet suizo o Chalet Bávaro.




Foto: Colección de La Casa Chiquita
El amor, la amistad y el trabajo
son temáticas ampliamente representadas

Enamorados del cucú

La magia que resume un reloj de cuco consiste en esperar a que un pajarillo emerja desde su nido, ubicado encima del dial, para cantar las horas mientras bate las alas y el pico. Y seguro que en alguna ocasión te has preguntado cómo se produce el característico sonido del cuco. Pues simplemente por el efecto del aire al entrar en unos fuelles. Sí, has leído bien. No hace falta ningún programa computerizado mediante microchips. El mecanismo que produce el sonido ha permanecido prácticamente inalterable desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad.
 

Foto: colección de La Casa Chiquita
Modelo tradicional representativo del mundo vegetal y mundo animal


El corazón del cuco

Existen dos tipos básicos de mecanismos para mover el reloj: carga de 1 día (hay que dar cuerda al reloj todos los días mediante las cadenas desde las que se sujetan los pesos en forma de piñas) o carga de 8 días (damos cuerda una vez en semana). Ambos sistemas pueden incorporar figuras en movimiento y cajas de música que suenan después de que el cuco haya anunciado las horas.


detalle del cuco


 
¿Conoces algún coche en funcionamiento
después de 200 años de uso?


los relojes escenifican actividades diarias:
aquí el corte de madera

Quien sea propietario de un reloj mecánico debe saber que atesora un pedacito del patrimonio científico, humano y artístico de la humanidad. Son máquinas que requieren un mínimo mantenimiento y concebidas para durar mucho tiempo. Y cuando decimos mucho tiempo nos referimos a que actualmente se conservan ejemplares en pleno uso desde hace 200 años. ¿Te has preguntado qué coche, pantalla de plasma o iphone con un precio infinitamente más alto es capaz de resistir tantas horas y años de funcionamiento? ¡Qué paradoja! Pensamos en los pobres artesanos de pueblos aislados construyendo relojes con cinceles y martillos y resulta que nos han cedido en herencia objetos de extraordinario valor. Hoy en día nuestros sofisticados móviles duran como mucho un par de años por no hablar de los problemas con las baterías.






los cucús nos transportan
a la ingenuidad de la infancia


Parte del patrimonio familiar

Cuando un reloj de cuco original (por favor, nada de imitaciones chinas) entra a formar parte de nuestro hogar se convierte en un miembro más de la familia. Con un poquito de cuidado que le demos nos recompensará con años de canto, para nosotros y las futuras generaciones que vengan detrás. Son obras de arte que formarán parte de nuestro patrimonio.

¿jugamos?

En La Casa Chiquita trabajamos exclusivamente con relojes de cucú mecánicos originales de la Selva Negra, con certificado de autenticidad que acredita que han sido tallados y pintados a mano y cuyo mecanismo ha sido fabricado enteramente en Alemania. Además, garantizamos que las cajas de música que incorporan algunos de nuestros mejores modelos son de procedencia suiza.



Foto: colección de La Casa Chiquita
Amor y desamor, antes como ahora

Permítanos que lo asesoremos a la hora de elegir su cucú. La Casa Chiquita ha seleccionado para usted modelos bajo un riguroso criterio de coherencia estética, iconográfica e histórica. No se conforme con burdas recreaciones que dan la impresión de ser un souvenir más que una pieza de arte. Le invitamos a conocer nuestra colección y a disfrutar de los instantes previos en los que el cuco sale de su casita para darnos las horas con su característico canto. Es la forma más simple de recuperar sonrisas de la infancia, la ingenuidad que nos invade al compartir con el cuco el paso del tiempo.



Foto: colección de La Casa Chiquita
Autómatas: pareja de baile y
 movimiento del molino de agua

Testigos de nuestra vida
 
Los relojes de cucú de La Casa Chiquita crean hogar y nos regalan horas de fiel compañía. Son testigos prudentes de celebraciones y de confesiones, de alegrías y tristezas, declaraciones de amor y tórridos desencuentros. Atesoran historias de nuestra vida para su recuerdo por las generaciones venideras. Sin duda, es uno de los objetos decorativos que podrá ceder en herencia con mayor orgullo a los suyos. Le animamos a visitarnos y a disfrutar de nuestras propuestas. Hasta pronto, los habitantes de La Casa Chiquita.












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