Que la palabra Shabby, del inglés desaliñado o andrajoso, no te impida descubrir la grandeza de unos de los estilos de decoración que se ha implantado con más fuerza en las últimas décadas.
Shabby es un estilo de decoración que irradia una serena
sensación de descuido y desgaste. El mobiliario y los objetos decorativos
tienen signos de uso o muebles nuevos que son convenientemente tratados hasta
obtener una apariencia envejecida o incluso una apariencia de antigüedad. Pero
al mismo tiempo, la atmósfera shabby se imprenga de tonos suaves, blancos y pasteles,
con ciertos toques de opulencia controlada (contrariamente al lujo exacerbado de
la época victoriana), simplicidad y un recuerdo a casa de campo provenzal.
A diferencia del
estilo cottage que acusa una marcada sensación rústica, el estilo shabby guarda
en la memoria aires de campiña pero la percepción final de conjunto tiende a un
sentimiento urbano más sofisticado, femenino y acogedor. Además, el estilo
shabby tiene en sus orígenes fuerte influencia de las culturas mediterráneas como la Provenza , la Toscana y Grecia. Además a
finales del siglo XX se enriquece con una visión ecléctica que encuentra en
Estados Unidos su impulso definitivo. La luz, los aromas, el gusto por la originalidad del detalle, la comodidad antepuesta
a decoración, refinamiento sin caer en extravagancias son notas predominantes
en una casa shabby. La solidez del mueble, la nobleza de los materiales pasan a un segundo plano. Ahora es tiempo de aligerar los espacios. Lo relevante es potenciar la calidez del espacio y la función acogedora del hogar. No hablamos de casas-museo sino casas para vivir con múltiples detalles que hacen de cada rincón ambientes muy personales e irrepetibles.
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La importancia de la calidez a través de los textiles |
En ocasiones los
límites entre lo shabby y otros estilos son algo difusos puesto que todos
comparten elementos comunes aunque en diferentes proporciones. Quizás cuando tengamos dudas convendría aplicar el
descarte.
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Las flores como puente entre el interior y exterior del hogar |
El estilo cottage y el provenzal acusan un marcado sentimiento rústico. Shabby tan solo respira aires campestres pero es decididamente más urbano. Es elegante pero no abigarrado. Shabby comparte con el minimalismo el uso del blanco y nada más, nunca será tan aséptico ni tampoco tiene tantos elementos antiguos como para ser vintage, tan solo aparenta antiguo. (En defensa del minimalistmo debemos decir que es mucho más que blanco, aunque ese tema lo discutiremos en otro capítulo).
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Coronar con cristal siempre crea espacios volátiles |
A shabby le gustan las flores pero sin llegar a ser un empedernido romántico y aunque sus interiores son livianos visualmente carecen de la frescura inherente a las composiciones mediterráneas.
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No tengamos miedo a utilizar las vajillas completas, ¡la vida son dos días! |
Por último, cabría decir que shabby tiene una personalidad muy desenfadada y desprende una decidida serenidad pero carece de ese aire ingenuo y tierno propio del naîf. En definitiva, nos atreveríamos a decir que las casas shabby son las más equilibradas pues tienen un poco de todo pero no abusan de nada. Cuando se da esa circunstancia, solo en ese caso, es posible que estemos ante un verdadero shabby. ¿Te hemos aclarado algo?
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La artesanía como propuesta de arte |
Quizá uno de los detalles que nos ayudará a distinguirlo es que el
ambiente shabby puede desplegarse fácilmente en pisos de ciudad. No es necesario vivir en una casona de varios siglos de antigüedad en medio del poco campo que nos queda en Canarias para respirar shabby. Sin embargo, otros
estilos más puramente campestres sí requieren al menos presencia de elementos clásicos.
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No tiembles si todos los muebles no son iguales |
Los objetos Shabby
tienden a dar la impresión de ser más antiguos de lo que realmente son. En
ocasiones las técnicas de repintado, lijado y decapado sobre tonos claros
simulan áreas desgastadas por el tiempo, dando un aspecto de mueble restaurado.
No hay que olvidar que la palabra shabby significa en inglés desaliñado, raído, lamentable. Hay una vuelta al uso del mueble en estado natural aunque matizado con pátinas degradadas. Pero ¡ojo! una cosa es utilizar muebles envejecidos y otra cosa es que nuestra casa se convierta en un almacén de artículos de segunda mano. Como siempre, el éxito reside en conseguir un ambiente equilibrado y armónico.
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Casas para vivir, no para contemplar |
No hay que olvidar que la palabra shabby significa en inglés desaliñado, raído, lamentable. Hay una vuelta al uso del mueble en estado natural aunque matizado con pátinas degradadas. Pero ¡ojo! una cosa es utilizar muebles envejecidos y otra cosa es que nuestra casa se convierta en un almacén de artículos de segunda mano. Como siempre, el éxito reside en conseguir un ambiente equilibrado y armónico.
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Recuerda, tus invitados se fijarán en la originalidad del detalle, no en la calidad del mobiliario |
El blanco es el color base protagonista en un variado espectro. Desde los crudos, marfiles, beige, vainillas, perlas. Desgastados, decapados, envejecidos, decolorados, con pátinas. No importa cómo lo llamemos ni la técnica decorativa que utilicemos, la sensación final resulta elegantemente desaliñada. Es lo que en la moda llamaríamos vestir de manera informal pero elegante.
El shabby chic, llamado así por estar más adaptado a los tiempos actuales, es mucho más que blanco. Sobre ese fondo se combinan patrones florales de ensueño, maravillosos azules pastel, verdes, melocotón cremoso y rosas delicadas. El color unifica el conjunto, da identidad a la habitación y añade serenidad sin llegar a ser visualmente estridente.
Flores, flores
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Cuando hay armonía hay vida |
El shabby chic, llamado así por estar más adaptado a los tiempos actuales, es mucho más que blanco. Sobre ese fondo se combinan patrones florales de ensueño, maravillosos azules pastel, verdes, melocotón cremoso y rosas delicadas. El color unifica el conjunto, da identidad a la habitación y añade serenidad sin llegar a ser visualmente estridente.
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Decorar con flores no es cursi, lo cursi es no saber equilibrar los ambientes |
Flores, flores
y más flores
Una casa shabby que se precie debe rodearse de flores naturales. No es cuestión de recrear un jardín botánico pero sí de aprovecharnos de su belleza natural. Las flores son la vida misma. Radiantes en su juventud, aromáticas al calor de la madurez y frágiles a medida que agotan sus últimos instantes.
Un bonito jarrón de flores son las indiscutibles protagonistas en los desayunos del fin de semana, moderadoras en las tertulias y ángeles de la guarda de nuestros sueños. Nos recuerdan que el tiempo se nos escapa día a día. Sus colores, sus aromas y su tierna delicadeza son el mejor antidepresivo que podemos tomar.
La luz,
fuente de vida
Para que nuestras habitaciones se parezcan a las fotos de las revistas y no se queden en un mero intento es necesario combinar diferentes fuentes de luz. Quienes tengan la suerte de disfrutar de amplios ventanales podrán apreciar los cambios de tonalidades a lo largo del día. Desde la luz más azulada de la mañana, la cálida del mediodía o la anaranjada de la tarde.
Nuestros muebles, telas y objetos decorativos paracerán a nuestros ojos más o menos vivos en función de la cantidad y tipo de luz que reciben. En la siguiente imagen se aprecia el poder de la luz. Lo que aparentemente es una aburrida monocromía se convierte en un teatro de luces y sombras, algodones que se disfrazan de linos, blancos decapados y satinados, crudos y tierras.
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El blanco solo complementa los tonos pasteles pero no debe protagonizar los espacios |
Una casa shabby que se precie debe rodearse de flores naturales. No es cuestión de recrear un jardín botánico pero sí de aprovecharnos de su belleza natural. Las flores son la vida misma. Radiantes en su juventud, aromáticas al calor de la madurez y frágiles a medida que agotan sus últimos instantes.
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Los rincones deben diseñarse en función de la luz natural |
Un bonito jarrón de flores son las indiscutibles protagonistas en los desayunos del fin de semana, moderadoras en las tertulias y ángeles de la guarda de nuestros sueños. Nos recuerdan que el tiempo se nos escapa día a día. Sus colores, sus aromas y su tierna delicadeza son el mejor antidepresivo que podemos tomar.
La luz,
fuente de vida
Para que nuestras habitaciones se parezcan a las fotos de las revistas y no se queden en un mero intento es necesario combinar diferentes fuentes de luz. Quienes tengan la suerte de disfrutar de amplios ventanales podrán apreciar los cambios de tonalidades a lo largo del día. Desde la luz más azulada de la mañana, la cálida del mediodía o la anaranjada de la tarde.
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La luz tamizada y las transparencias crean espacios envolventes |
Nuestros muebles, telas y objetos decorativos paracerán a nuestros ojos más o menos vivos en función de la cantidad y tipo de luz que reciben. En la siguiente imagen se aprecia el poder de la luz. Lo que aparentemente es una aburrida monocromía se convierte en un teatro de luces y sombras, algodones que se disfrazan de linos, blancos decapados y satinados, crudos y tierras.
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Claros oscuros controlados |
El estilo shabby no se define de forma rígida, carece de reglas formales y sin embargo, alcanza una estética intemporal que añade una nota de elegancia desenfadada a nuestro hogar.
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Espacios calentitos solo con notas de color |
La sensación serena se
logra a través de un elegante equilibrio entre objetos desgastados, otros con
aspecto envejecido, piezas de cristal que potencian la luminosidad, porcelanas de ensueño, artesanías, muebles recuperados y textiles de aspecto vintage.
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El cristal siempre aporta notas de refinamiento |
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Romper la linealidad de las paredes |
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Dulces sueños |
Almohadones exuberantes, pufs y confortables sillones son parte imprescindible de ese toque relajado del ambiente shabby, idóneos para compartir la vida con amigos y familia, para conversar y planificar nuestros sueños y expectativas. Las líneas excesivamente rectas y materiales artificiales no combinan bien en esos ambientes bucólicos.
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Shabby es más que decoración, es un estilo de vida |
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Mi rincón, solo para mí |
Más importante que el espacio
es la atención a los detalles
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Detalles que nos hacen únicos |
Cuando carecemos de varios cientos de metros cuadrados en los que dar rienda suelta a nuestras fantasías decorativas, cuando por más que intentemos escenificar en nuestra casa esa foto que vimos en una revista y no lo conseguimos o cuando el dichoso mueble shabby que tanto nos gusta cuesta los ahorros de muchos meses quizá habría que considerar que los pequeños detalles son los que marcan la personalidad de una casa shabby.
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La originalidad siempre compensa la falta de medios |
Lazos y arreglos florales en las sillas, anillas para los cubiertos, blondas de colores, porcelanas con un punto victoriano, manteles que recuerdan otras épocas, flores, velas aromáticas... son esos pequeños detalles del día a día los que hacen que sentarse a la mesa se convierta en nuestro lugar de encuentro preferido.
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Rico, rico |
Esta estética elegante a la vez que desarrapada también se expande hacia el jardín, la terraza o el balcón bajo los mismos principios.
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Cuando llega el verano.... |
En la siguiente foto el hierro oxidado se codea con lámparas de araña en una combinación explosiva. Podríamos incluir en esta postal unos guantes de jardín, herramientas de poda de estilo british y una regadera que podría hacer las veces de improvisado macetero.
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Todo es armonía |
En La Casa Chiquita hemos apostado por las pequeñas composiciones y detalles exquisitos que harán de tu hogar un lugar único. Tus amigas ya no identificarán tu decoración con los nombres y apellidos de la multinacional donde los compraste. No te confundas, el estilo shabby no es cuestión de dinero sino de un principio de educación estética, originalidad y alma. Y esos tres valores, afortunadamente, son una riqueza a la que todos podemos aspirar y alcanzar.
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